La democracia, ese grandioso invento de los antiguos griegos, es un frágil edificio construido sobre los cimientos del consenso ciudadano y la ley. En España, estos cimientos están resguardados por nuestra Carta Magna, la Constitución de 1978, un faro de estabilidad y guía para nuestro sistema democrático que se hace aún más relevante en estos momentos delicados.
La defensa de la democracia no es simplemente un lema político, es un deber cívico. Sin embargo, este deber requiere que valoremos, respetemos y protejamos nuestra Constitución. No debemos olvidar que esta Constitución fue fruto del consenso de una sociedad decidida a dejar atrás los fantasmas del pasado y embarcarse en un futuro de libertad y progreso.
Ahora, cuando la democracia se ve amenazada por la corrupción y el descontento, es más importante que nunca aferrarnos a los principios que nos han traído hasta aquí. La unidad de España, el respeto a las tradiciones y el modelo de familia nuclear son valores consagrados en nuestra Constitución que deben ser defendidos a capa y espada.
Esto implica no sólo un respeto escrupuloso a las normas, sino también el compromiso con la transparencia, la igualdad y la justicia. Debemos exigir, y esperar, que cada ciudadano, cada partido político, cada institución pública, actúe con la máxima integridad y en el mejor interés de España y su gente. Cualquier intento de socavar o manipular nuestra democracia no debe ser tolerado.
En este momento delicado, es esencial que todos, independientemente de nuestra ideología, nos unamos para defender nuestra democracia. Necesitamos actuar con valentía y determinación para salvaguardar el espíritu de la Constitución de 1978. Debemos resistir los intentos de polarización y división y recordar que, como españoles, compartimos una historia común y un futuro común.
Nuestro compromiso con la democracia, con la Constitución, es nuestra mejor defensa contra la corrupción y la desesperanza. Es nuestra garantía de que el diálogo y el respeto continuarán prevaleciendo en nuestra sociedad. Y es nuestra promesa de que, sin importar los desafíos que enfrentemos, persistiremos en nuestra búsqueda de una España mejor.