Las encuestas en la Comunidad Valenciana están pintando un panorama tenso e incierto para las elecciones autonómicas que se llevarán a cabo el 28 de mayo. A día de hoy, un empate técnico entre el bloque de derechas y el de izquierdas prevé unos comicios que podrían ser los más reñidos de la historia de la Comunidad Valenciana.
El Partido Popular, liderado por Carlos Mazón, es proyectado por los sondeos como el partido más votado, pero el camino hacia la Presidencia de la Generalitat está lejos de estar garantizado. Todas las encuestas indican que los populares están perdiendo fuerza y las alarmas se han disparado. Ni Feijoó el pasado domingo llenando la plaza de toros de Valencia con autobuses llegados y llenados (no era optativo entre los elegibles en las localidades populares) de todos los puntos de la Comunidad Valenciana parece frenar la caía de Carlos Mazón, quizás por las luchas de poder internas del propio partido y también claro está por los interminables escándalos que llevan sumando los populares desde hace meses con candidatos que llegan de Ciudadanos destrozando el trabajo realizado anteriormente o candidatos con problemas con la justicia. Las estimaciones están ahora mismo 32 y 35 escaños, necesitarían a Vox, el partido de Carlos Flores Juberías, para alcanzar la mayoría absoluta. Y menos mal que está VOX piensan el el Partido Popular, donde las estimaciones oscilan entre 16 y 18 escaños, lo que añade una incertidumbre aún mayor al posible desenlace.
En el otro extremo del espectro político, el bloque de izquierdas, encabezado por el PSPV-PSOE de Ximo Puig, se encuentra en una situación similarmente incierta. Aunque el partido podría obtener entre 27 y 31 escaños, la posibilidad de formar un Gobierno depende en gran medida de Compromís y Podemos, que podrían sumar un número variable de escaños a la causa.
El gran ausente en estos cálculos es Ciudadanos, que según todas las encuestas recogidas por la Generalitat, se quedaría fuera de las Cortes Valencianas. Su ausencia en el juego de alianzas, unida a un posible mal resultado de Podemos que le deje sin diputados en el Parlamento valenciano, podría facilitar un Gobierno de PP y Vox.
La posibilidad de un tercer mandato del socialista Ximo Puig, apoyado por Compromís y Podemos, está todavía en juego. Igualmente, un Gobierno entre populares y Vox también se vislumbra en el horizonte. El panorama electoral en la Comunidad Valenciana es, en este momento, una prueba del poder de la estrategia y las alianzas políticas.
Ya solo queda esperar a la noche electoral del 28 de mayo, aunque lo único seguro es la incertidumbre. Independientemente de la dirección que tome el viento político, estas elecciones serán un hito en la historia de la Comunidad Valenciana, recordándonos que cada voto cuenta y que la democracia está viva y en juego.