Hablan Carlos Mazón, María Guardiola y Jorge Azcón, figuras destacadas que buscarán evitar la influencia de Santiago Abascal en sus respectivas investiduras. Con una pizca de audacia y un despliegue de estrategia, buscan la consolidación de una imagen renovada del Partido Popular (PP). El mapa político se redefine, anticipando un escenario donde los populares ejercerán el poder en 11 de las 17 autonomías. Una fotografía de Alberto Núñez Feijóo rodeado por ese once inicial, es el eslogan perfecto para el principal partido de la oposición, anticipando el crucial evento del 23 de julio.
Feijóo, sin escatimar en grandilocuencia, marcó el camino durante la Junta Directiva Nacional: «Nadie podrá llevarnos a ninguna trinchera, porque España ya salió de ellas y quiere volver a avanzar en unidad, sin bloques». Este es un mensaje que resuena más allá de las fronteras de su propio partido, cuestionando la fragmentación que promueven el PSOE y Vox.
El sentimiento de fortaleza se ha arraigado en el partido. Existen cuatro candidatos, Azcón, Mazón, Guardiola y Prohens, dispuestos a forzar investiduras solitarias, para desalojar a Vox de la ecuación de gobernabilidad. «Vox no tiene alternativa», sostienen.
Mazón, a pesar de sus brillantes resultados, se enfrenta a un reto significativo. Los 13 diputados de Vox resultan determinantes para alcanzar una mayoría absoluta frente al Acuerdo del Botànic. Su intención es presentarse sin pacto previo, un riesgo calculado: «Jugaremos al póker», insisten desde su equipo.
Guardiola, a pesar de quedar en segundo lugar en Extremadura, tras el PSOE del renacido Guillermo Fernández Vara, es destacable por su férrea determinación para no ceder ante Vox. Guardiola buscará el apoyo del PSOE y Vox, pero con la firme decisión de ir a la sesión de investidura sin haber pactado con Vox.
La figura de Feijóo parece más sólida que nunca: «El sanchismo terminará en 54 días», proclama. Sin embargo, alerta del peligro de la complacencia. «El sanchismo sólo tiene una posibilidad: que nos cansemos y nos confiemos. No debemos permitirlo».
En conclusión, la próxima escena política española se perfila desafiante, con un Partido Popular decidido a reforzar su autonomía y, en palabras de Feijóo, «avanzar en unidad, sin bloques». ¿Cómo se materializará esta intención en la práctica? Sólo el tiempo lo dirá.