Jens Stoltenberg, a quien el tiempo ha agasajado con el tono de la prudencia y la serenidad del sabio, continuará guiando los destinos de la OTAN un año más. Los aliados de la alianza, en una inusitada confluencia de criterios, han decidido prolongar su mandato hasta el 1 de octubre de 2024.
El propio Stoltenberg, con la misma ecuanimidad que lo caracteriza, manifestó su gratitud ante el respaldo unánime de sus pares. «Honrado por la decisión de los Aliados de la OTAN de extender mi mandato como Secretario General hasta el 1 de octubre de 2024«. Un mensaje de alivio se leía entre las líneas de su agradecimiento.
Como quien abre los brazos al cielo y se deja abrazar por el viento, el líder noruego, a pesar del peso de la responsabilidad, vislumbró un futuro en el que el vínculo transatlántico se mantiene firme. «El vínculo transatlántico entre Europa y Norteamérica ha garantizado nuestra libertad y seguridad durante casi 75 años, y en un mundo más peligroso, nuestra Alianza es más importante que nunca«, sentenció.
La decisión de revalidar a Stoltenberg como jefe de la OTAN, se precipitó ante la reunión de líderes de la Alianza en Vilnius, programada para la próxima semana. El aire está cargado de sutilezas políticas, y los hilos de la maraña internacional, siempre delicados, se ven sometidos a una tensión que bien podría desgarrar la trama.
Con el espíritu de un estadista y la templanza de un marino nórdico, el antiguo Primer Ministro de Noruega ha sabido enfrentar la marea turbulenta que azota a la OTAN desde 2014. Su habilidad para lidiar con los puntos delicados de una alianza amplia y diversa le ha granjeado un respeto generalizado.
El rumbo de Stoltenberg no siempre fue tan definido. En 2017, los aliados acordaron prolongar su mandato hasta fines de septiembre de 2020. Posteriormente, en 2019, se trasladó esa fecha hasta septiembre de 2022. El estallido de la invasión rusa a Ucrania propició una nueva extensión, que se esperaba que se extendiera hasta septiembre de 2023.
Ante el extendido mandato de Stoltenberg, algunas voces emergieron como alternativas. Entre ellas, la de la primera ministra danesa Mette Frederiksen o el presidente del gobierno de España Pedro Sánchez, pero, en último término, la experiencia y el respeto ganado en batallas previas parecen haber inclinado la balanza en favor de Stoltenberg. Un faro en la tempestad, la OTAN se aferra a su timón más experimentado en estos tiempos de incertidumbre.