Ha surgido una fuerte discrepancia importante en el acercamiento de la Unión Europea y Latinoamérica sobre temas como Ucrania y el posible acuerdo comercial con Mercosur, a menos de dos semanas de una cumbre crucial en Bruselas que pretende fortalecer sus relaciones.
Según el primer borrador de la declaración conjunta, los dos bloques tienen puntos de vista divergentes respecto a si condenar o no la guerra de Rusia en Ucrania, previo a la reunión del 17 y 18 de julio que congregará a líderes de los 27 países de la UE y los 33 países de la Comunidad de los Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
«Condenamos de la manera más fuerte posible la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, que viola de manera manifiesta la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania y amenaza el orden internacional basado en reglas» , reza la versión europea del borrador de la declaración.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, eregido líder de las potencias de izquierda en Iberoamérica, ha mantenido la tradición de no alineación de su nación y acusa a Washington, y no a Moscú, de agresión. Esta perspectiva del CELAC ha generado sorpresa en Bruselas, mientras los embajadores de la UE buscan formas de consensuar la redacción del documento de 16 páginas.
La versión europea del texto solo hace alusión con un marcador de posición a las conversaciones sobre un acuerdo comercial entre la UE y el bloque de Mercosur, que incluye a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Este hecho demuestra la falta de propuestas concretas sobre este asunto.
Los países del Mercosur, con Lula al frente, han echado un jarro de agua fría a esta perspectiva: Bruselas está a la espera de una contraoferta de Mercosur sobre un protocolo extra de sostenibilidad que exprese las preocupaciones de Europa sobre la deforestación.
Lula, que acaba de asumir el liderazgo rotativo del Mercosur, esta semana calificó estas demandas adicionales como «inaceptables» y pidió al bloque que presente «una respuesta rápida y enérgica».
Este contrapunto de visiones demuestra, sin lugar a dudas, la complejidad de las relaciones internacionales y la necesidad de tender puentes de entendimiento y cooperación. Y sobre todo ponen de manifiesto las diferentes corrientes ideológicas que afectan a la economía mundial.