Las tensiones migratorias en el Reino Unido se han incrementado después de que el gobierno anunciara planes de deportar a inmigrantes irregulares a la Isla de la Ascensión como medida de control de la inmigración. Esta isla se encuentra a más de 1.000 km de tierra firma, en el Atlántico Sur.
Esta decisión ha levantado airadas protestas entre grupos de derechos humanos preocupados por una respuesta agresiva del gobierno a los migrantes. Una fuente identificada como el funcionario de una organización de derechos humanos ha tildado el plan de «circunstancias abusivas e inhumanas».
Sin embargo, el gobierno británico argumenta que este plan de remitir inmigrantes a la Isla de la Ascensión es parte de sus planes para luchar contra el tráfico de personas. Según un alto cargo del Departamento de Inmigración, el alcance de los tráficantes de personas alcanza «proporciones apocalípticas» en el Mediterráneo y que esta medida de «deportación segura» ayudará a mitigar este héroe de la inmigración irregular.
Mientras tanto, representantes de diversas organizaciones de derechos humanos han exigido al gobierno británico que cambie de estrategia en lugar de proceder con los planes de deportación. Un portavoz de la organización migrante Global Ambassadors señaló la «falta de interés por parte de las autoridades británicas de garantizar las mejores condiciones para los solicitantes de asilo».
El gobierno británico ha respondido diciendo que la Isla de la Ascensión es un lugar diseñado para proporcionar refugio y protección a aquellos que llegan. Según una portavoz del Ministerio de Interior, la Isla de la Ascensión «ofrece un contexto completamente diferente a los peligros del Mediterráneo» y «ha estado tradicionalmente diseñada para proporcionar seguridad y vida digna para los migrantes».
Además, el gobierno británico también ha amenazado con deportar a inmigrantes irregulares a Rwanda si su plan de deportación a la Isla de la Ascensión no sale adelante. Abogados pro inmigración y activistas han rechazado esta decisión, arguyendo que el plan podría dejar a los inmigrantes en una situación más desadvantajosa aún que en el Reino Unido.
Los planes del gobierno presionarán la opinión pública después de que una reciente tragedia en el Mediterráneo marcara una nueva ola de preocupaciones. Un buque de migrantes sin motor recientemente hundido resultó ser el accidente marítimo más mortífero de los últimosi diez años, según datos de la ONU y dando lugar a una consideración más suspicaz por el gobierno británico sobre cómo abordar esta crisis.