En una ironía cruel de la demografía moderna, mientras Baleares, Álava, Valencia, Vizcaya, Barcelona, Murcia, Madrid, entre otras capitales de provincia, claman por más viviendas, enfrentando un déficit de 327.000 inmuebles, zonas menos pobladas de España, azotadas por la despoblación, presentan un excedente de 433.000 casas. La llamada «España vaciada» tiene una abundancia de viviendas que contrasta violentamente con el hambre de hogares en las zonas más concurridas.
Según un estudio reciente de UVE Valoraciones, esta dicotomía resalta la distribución desigual del mercado inmobiliario español. «La falta de vivienda no es un problema generalizado, es un problema que se da sólo en determinadas zonas», declaró en cursiva Germán Pérez Barrio, presidente de UVE Valoraciones.
Baleares lidera el déficit habitacional con una necesidad de más de 46.000 casas, representando el 7% del parque actual. Le siguen ciudades como Álava y Valencia, que requieren un 4,49% y 3,53% adicional respectivamente. Por otro lado, regiones como Málaga y Alicante, conocidas por su alta actividad turística, presentan datos que pueden no reflejar la realidad, ya que la recopilación de datos tuvo lugar durante la pandemia, afectando su precisión.
Es crucial también analizar la correlación entre la disponibilidad de viviendas, la necesidad de construcción y el precio por metro cuadrado. Por ejemplo, lugares como Madrid y Guipúzcoa, que cuentan con los precios más altos de toda España, tienen una tasa de ocupación de 94,4% y 91,8% respectivamente. «Si en Madrid, se construyesen 100.000 casas, solucionaría más de un problema«, afirma Pérez Barrio.
Por el contrario, lugares como Ourense, Lugo y Ciudad Real, con un exceso de viviendas que supera el 15%, ofrecen precios más asequibles, donde el metro cuadrado no alcanza los 1.000 euros. El desafío reside en equilibrar la oferta y la demanda, buscando soluciones sostenibles que beneficien tanto a las áreas urbanas densamente pobladas como a las regiones más desiertas.
Para cerrar, la solución no se encuentra simplemente en la construcción, sino en un análisis profundo de las necesidades y realidades de cada región. Un mercado inmobiliario equilibrado es esencial para un país en crecimiento, y España debe enfrentar estos desafíos con determinación y previsión.