Silvio Berlusconi, el magnate de los medios de comunicación y ex primer ministro italiano, ha dicho adiós al mundo a la edad de 86 años. Un personaje de magnitudes colosales en la vida política y empresarial italiana, cuya huella resonará en la historia de la nación durante años por venir.
Berlusconi, líder del partido Forza Italia y fundador del gigante mediático Mediaset, ingresó en el hospital San Raffaele el pasado viernes tras una larga estancia hospitalaria de 45 días. Se encontraba luchando contra una neumonía y una leucemia mielomonocítica. Las alarmas sobre su estado de salud se intensificaron tras la llegada de familiares al hospital, entre ellos sus cinco hijos y su hermano Paolo.
«Si hubiera que hacer la anatomía de un instante en la extraordinaria vida de Silvio Berlusconi, quizá habría que elegir la tarde del 8 de noviembre de 2011». Este día simbolizó un punto de inflexión en la carrera del Cavaliere, con Italia al borde de la bancarrota y sus socios europeos, Merkel y Sarkozy, mostrándose públicamente irónicos a su costa.
Berlusconi, con su innegable voluntad de poder y astucia, optó por la rendición. Su decisión, por sorprendente que parezca, llegó tras dos llamadas cruciales. La primera de Ennio Doris, antiguo socio en Mediolanum, advirtiéndole: «Silvio, si no dimites, Italia se hundirá». La segunda de su hijo Luigi: «Papá, si Italia se hunde, también lo harán nuestras empresas».
El funeral de Estado se celebrará el miércoles en el Duomo de Milán. Mientras tanto, una capilla ardiente privada ha comenzado hoy en Arcore, la cual se abrirá al público mañana en Mediaset.
El impacto de la vida política de Berlusconi no puede ser subestimado. Aunque frecuentemente estuvo en el ojo del huracán por acusaciones de corrupción y comentarios políticamente incorrectos, su influencia en la política italiana fue inmensa. Se le atribuye la fundación de una nueva derecha y de una nueva política, con ambiciones liberales y rasgos populistas. Su legado, sin embargo, también incluye promesas incumplidas y una revolución liberal que quedó en el papel.
Silvio Berlusconi, un gigante de su época, nos deja a la edad de 86 años. Su vida, que fue más grande que la propia vida, termina en el mismo hospital al que tanto dio. Su ausencia marca el final de una era, dejando un vacío en el paisaje político italiano que será difícil de llenar.