En palabras de Rubén Ibáñez, diputado del GPP, «El descontrol en las cuentas de la Generalitat bajo el mandato de Puig es una muestra más de su nefasta gestión«. Esta denuncia surge tras el informe de FEDEA, que pone al descubierto las calamidades económicas que han envuelto a la Comunitat Valenciana.
Los datos, apunta Ibáñez, «demuestran lo que siempre ha denunciado el GPP de que los presupuestos eran ficticios y no respondían a la realidad que necesitaba la Comunitat Valenciana«. Este panorama, según la opinión del experimentado político, refleja una absoluta falta de visión y responsabilidad fiscal por parte del actual gobierno.
El modelo económico adoptado por el Consell bajo la dirección de Puig ha llevado a la región a un camino de «gastos totalmente improductivos» según señala Ibáñez. Esta tendencia, afirma el diputado, ha tenido «consecuencias muy negativas para la economía de esta tierra«. Estos son momentos donde los esfuerzos económicos deben estar centrados en la mejora del bienestar del pueblo valenciano, no en la perpetuación de políticas ineficientes.
Dentro de esta tormenta fiscal, se critica también la estrategia adoptada por Puig antes de su salida del Consell. Ibáñez afirma, «la manera de actuar de Puig es, como hemos visto estos días, regalar subvenciones antes del dejar el Consell«. Esta última maniobra puede verse como una mera estrategia de distracción para desviar la atención de sus fracasos administrativos.
La crítica a Puig no termina aquí. «Ahora tenemos un mayor endeudamiento de las arcas públicas con consecuencias muy negativas para los ciudadanos de la comunitat que ven mermadas las inversiones necesarias«, acusa Ibáñez. Las decisiones de gestión económica han llevado a la Generalitat a un estado de caos y nefasta gestión, desencadenando una preocupante caída en la inversión pública y un alarmante incremento de la deuda.
El panorama descrito por Ibáñez es sombrío: presupuestos ficticios, una gestión económica caótica, y una política de subvenciones mal orientada, todas señales claras del fracaso de la administración Puig. Como periodistas, es nuestro deber cuestionar la eficacia de tales políticas y pedir responsabilidad a nuestros líderes. Ahora más que nunca, la Comunitat Valenciana merece una gestión fiscal prudente y una política económica que busque el bienestar de sus ciudadanos por encima de todo.