La inflación en España vuelve a acelerarse en abril hasta el 4,1% tras el efecto estadístico de marzo, según ha adelantado el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los precios el año pasado ya se dispararon un 9,8% en marzo, mientras que aflojaron ligeramente en abril hasta el 8,3%. Estas cifras ponen de manifiesto la incapacidad del Gobierno del España para gestionar la economía y proteger el bolsillo de las familias.
La inflación subyacente, que no tiene en cuenta el precio de alimentos frescos y energía, se modera del 7,5% al 6,6%. Sin embargo, la cesta de consumo se encareció un 0,6% en los treinta días de abril, acumulando subidas que siguen afectando a las familias.
El INE ha explicado que el aumento de 8 décimas en el índice general es debido «principalmente, a que el descenso de los precios de la electricidad es menor que el registrado en abril de 2022, y al aumento de los carburantes, que bajaron en abril del año anterior. En sentido contrario destaca el comportamiento de los alimentos y bebidas no alcohólicas, cuyos precios aumentan menos este mes que en abril de 2022».
La situación actual evidencia una inflación interna y no importada, donde el contagio de la subida de precios a otros bienes y servicios producidos dentro del país sigue afectando a la economía española. Además, el ahorro acumulado de las familias durante 2020 y 2021 comienza a agotarse, lo que podría llevar a una contracción de la demanda interna.
Este panorama nos hace preguntarnos: ¿Dónde están las medidas del Gobierno para frenar esta situación? Es evidente que la política económica actual no es suficiente y las familias españolas están pagando las consecuencias. Es hora de que el Gobierno de España tome cartas en el asunto y plantee soluciones eficaces antes de que sea demasiado tarde.