Mientras los talibanes ordenan el cierre de todos los salones de belleza en Afganistán y continúan sin pudor su particular visión del mundo en el que las mujeres valen menos que nada Europa mira hacia otro lado. Total, que son una cuántas mujeres musulmanas en el secarral afgano…
Todos los salones de belleza… O si se prefiere peluquerías deberán cerrar antes del 27 de julio confirmaron fuentes gubernamentales. Desde el 24 de junio funcionan como medida de gracia hasta citada fecha. Medida que no sólo pisotea los derechos humanos, sino que tiene un fuerte impacto económico para el conjunto del país pero en especial para las mujeres q ven como uno de los pocos «trabajos» que les quedaban se ha esfumado por obra y gracia de unos hombres que consideran que las mujeres no pueden trabajar ya que humillan a su marido.
La situación de las mujeres en Afganistán ha dejado de ser alarmante y ha pasado a ser critica. Ya que se les prohíbe trabajar en la mayoría de los sectores fuera del hogar, deben usar prendas que cubran su rostro y no se les permite salir de casa sin un tutor masculino. Además, las restricciones impuestas han llevado a un aumento de la depresión, suicidios, violencia doméstica y matrimonios forzados de niñas.
Desde que retomaron el control del país en agosto de 2021, los talibanes han revertido décadas de progreso en materia de derechos humanos, especialmente para las mujeres, han instaurado la impunidad del hombre en el ámbito marital y han dejado a las niñas sin un futuro a parte de convertirse en objetos inútiles en manos de los hombres.
Según un informe de Naciones Unidas los talibanes han cometido violaciones sistemáticas y atroces contra los derechos de las mujeres, limitando su acceso a la educación, empleo y restringiendo su movimiento en la sociedad. Y esto es a lo máximo que llega occidente, un informe, mucha palabra escrita en papeles mojados y alguna que otra sugerencia, no vaya a ser que se enfaden, sobre «no ser tan malos» con las mujeres.
Tampoco se espera mucho más de la ONU… Que al menos está mientras Europa, EE UU y todo aquel que dice pertenecer al mundo libre continuamos imponiendo agendas… Preparándonos para comer escarabajos…
Y mirando hacia otro lado en pleno siglo XXI, mientras el fundamentalismo se hace fuerte. Hoy son las mujeres afganas… Mañana… Quién sabe…