En las marismas de la política panameña, una noticia ha roto la quietud. Se trata del veredicto judicial contra el expresidente del país, Ricardo Martinelli, un hombre de negocios convertido en político, que ha sido sentenciado a pasar una década y media tras los barrotes por su implicación en un caso de blanqueo de capitales.
Martinelli, que gobernó el país de 2009 a 2014, enfrenta además una dura multa de 19.221.600,48 dólares, una suma que refleja la gravedad del caso que se le imputa, conocido como New Business. Sin embargo, como suele ser común en las laberínticas tramas de la política, el acusado se defiende clamando inocencia y argumentando que es víctima de una persecución con tintes políticos.
En un vídeo publicado en su cuenta de Twitter, Ricardo Martinelli ha declarado que «Todos sabemos que me quieren condenar por intereses políticos. Soy inocente. Todo mi dinero aportado es lícito y fue demostrado. No tengo relación alguna con dinero ilícito. Lo que quieren es inhabilitarme, no quieren que sea tu presidente. Quiero que sepan algo: voy a seguir luchando por ti y tu familia hasta volver a ser presidente de Panamá.»
Es evidente que, a pesar de la sentencia, Martinelli, de 71 años, no tiene intención de abandonar la arena política. De hecho, aspira a la presidencia de Panamá en las elecciones de 2024. Carlos Carrillo, abogado de Martinelli, ha querido tranquilizar a los simpatizantes del expresidente afirmando que su candidatura «es sólida», según declaraciones recogidas por Reuters. También confirmó que recurrirán la sentencia.
Pero los problemas de Martinelli van más allá de las fronteras de Panamá. A principios de este año, Estados Unidos le prohibió la entrada al país por su implicación en casos de corrupción, según informó el secretario de Estado, Anthony Blinken.
Este veredicto, que sentencia a uno de los actores políticos más relevantes de Panamá, deja un sabor amargo en el panorama político del país y recuerda la existencia de un obstinado hilo de corrupción que atraviesa sus instituciones. No obstante, como periodista que lleva muchos años en el oficio, no puedo dejar de recordar que estos juicios, a menudo, esconden tras de sí una trama mucho más compleja y entrelazada de lo que parece a simple vista.
Por eso, en el Eco de Libertad seguiremos de cerca el caso de Ricardo Martinelli, para desentrañar las verdades que se esconden tras este juicio, siempre bajo los principios de la honestidad y la búsqueda de la verdad, principios que nos guían en nuestra labor como periodistas.