En el bastión de la economía española, una cifra inusitada ha surgido, vertiginosa y contundente: por primera vez, el desembolso en pensiones ha sobrepasado los 12.000 millones de euros al mes. Tal despliegue financiero por parte del Estado evidencia un crecimiento exorbitante, arrojando en su trayectoria proyecciones de un gasto anual que se cierne por encima de los 168.000 millones de euros, superando con desmesurada holgura los 40.000 millones de euros adicionales respecto al desembolso realizado en 2018.
La extravagancia de tales cifras suscita inevitablemente una pregunta perturbadora: ¿cuáles son las causas de tal engrosamiento del gasto en pensiones? La respuesta se encuentra multifacética, descubriendo varios factores convergentes. En primer lugar, la población envejece y el horizonte de la jubilación del babyboom se acerca inexorablemente. Segundo, la mejora de los salarios se traduce en pensiones más elevadas. En tercer lugar, la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral engrosa la cifra de beneficiarias de la pensión de jubilación. Por último, pero no menos relevante, la revalorización por ley de todas las pensiones conforme al IPC, aprobada por el Gobierno en esta legislatura, ha propiciado un incremento de las pensiones en 2023 de un 8,5%.
Tal incremento de las pensiones con el IPC, lejos de discriminar, beneficia a todos los pensionistas, incluyendo tanto a los que reciben una pensión media como a aquellos que perciben la máxima. De este modo, medio millón de pensionistas en España ya ingresan mensualmente más de 3.000 euros.
Para el año 2024, se proyecta un nuevo incremento de las pensiones acorde a la inflación interanual promedio desde diciembre de 2022 hasta noviembre de 2023. A día de hoy, este incremento se situaría en el 4,3%, aunque es muy probable que esta cifra sea superada, dado que se espera un aumento de la inflación interanual hacia finales de año. Así, el gasto en pensiones está destinado a seguir en ascenso.
En cuanto a la distribución de este gasto, que supone un colosal 11,7% del PIB, el grueso se dirige a las pensiones de jubilación, con un desembolso de 8.758 millones de euros, un 11,6% más que hace un año. Tras este, le siguen las pensiones de viudedad con 2.004 millones de euros, un incremento interanual del 9,4%, incapacidad permanente (1.059 millones), orfandad (163 millones) y en favor de un familiar (31 millones).
Así, la pensión media en España se sitúa en 1.195 euros, ascendiendo a 1.375 euros para las pensiones de jubilación, 1.118 euros para las de incapacidad, 852 euros para las de viudedad, 702 euros para las que son en favor de un familiar y 478 euros para las de orfandad. Sin embargo, los nuevos pensionistas que se incorporan al sistema perciben pensiones considerablemente más elevadas, alcanzando la cifra de 1.487 euros en el caso de la jubilación en el mes de junio.
El sistema abona, en total, 2,1 millones de pensiones con complementos a mínimos, es decir, a personas que no han contribuido lo suficiente a la Seguridad Social a lo largo de su vida laboral. De estas, 983.750 son de jubilación. El País Vasco se destaca como la comunidad que abona las pensiones de jubilación más elevadas, con una media de 1.683 euros, seguida por el Principado de Asturias (1.640 euros), la Comunidad de Madrid (1.590 euros) y la Comunidad Foral de Navarra (1.547). En contraposición, las pensiones más bajas se conceden en Extremadura (1.148 euros de media), Galicia (1.169), Región de Murcia (1.231) y Castilla-La Mancha (1.280).
A 1 de julio, el número de pensionistas ascendía a 9.106.289, con una proporción ligeramente superior de hombres (4,6 millones) frente a las mujeres (4,5 millones). La proporción de pensiones por pensionista es de 1,1 prestaciones por persona.