Hoy, el segundo jueves de Pascua, cientos de miles de personas han participado en la conmovedora Romería de la Santa Faz en Alicante. Desde 1489, los devotos acuden a venerar el Rostro de Jesucristo y su Misericordia, clamando juntos: «¡Faz divina! ¡Misericordia!». Este evento resalta la importancia de nuestras tradiciones y la unión de la fe en momentos difíciles.
La procesión ha seguido su curso habitual desde la Concatedral de San Nicolás de Alicante hasta el Santuario-Monasterio de la Santa Faz. Allí, el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla, acompañado por el obispo emérito D. Jesús Murgui, ha presidido la eucaristía en la plaza junto a la venerada reliquia.
En su homilía, el obispo Munilla enfatizó la importancia de la misericordia y la unidad en torno al santuario de la Santa Faz. Resaltó las tres rogativas fundamentales, representadas por las letras de la palabra «PAN»: «P» de PAZ, «A» de agua y «N» de natalidad. Munilla subrayó la necesidad de promover la paz, negociar y alcanzar acuerdos en nuestra sociedad.
Además, pidió el don del agua, enfocándose en su uso responsable y compartido, algo de gran relevancia para nuestra querida provincia de Alicante, que enfrenta desafíos en la distribución y gestión de este recurso vital.
Por último, abordó la crisis de natalidad y la importancia de fomentar una «apertura a la vida». El obispo instó a la sociedad a promover modelos laborales que favorezcan la conciliación y planes multilaterales que apoyen la natalidad. Munilla hizo hincapié en que la falta de esperanza y un modelo de felicidad falso son los principales problemas de esta crisis, e hizo un llamado a aumentar la esperanza y abrirnos al don de la vida.
Este año, como hecho destacado, el sagrado lienzo de la Santa Faz ha sido acompañado por la patrona de la ciudad de Alicante, la Virgen del Remedio, en celebración del 25 aniversario de su Coronación Pontificia. La Romería de la Santa Faz es un recordatorio de la importancia de nuestras tradiciones y la fuerza que nos aporta la fe en momentos de adversidad.