Las nuevas cifras que nos arrojan los últimos informes son realmente preocupantes. La riqueza mundial ha experimentado su primera retroceso desde el 2008, un 2,4%, debido a la inflación y al fortalecimiento del dólar.
Las regiones más afectadas han sido América del Norte y Europa, donde se ha registrado la pérdida de 9,9 billones de euros. Esto se ha debido, principalmente, al calentamiento de los mercados financieros, los cuales han incrementado los costes de crédito, presionando a la baja los patrimonios financieros. De igual forma, la incertidumbre generada por los TLC internacionales también ha contribuido a los resultados finales.
Según el informe, esto es una directa consecuencia del consenso acordado a nivel mundial para salir de la Gran Recesión que sufrió la economía global desde 2008. Las autoridades monetarias promovieron políticas orientadas a reducir los intereses de los préstamos, para generar crédito más barato. Esto, según los expertos informativos de Eco de Libertad, provocó una inflación generalizada a nivel mundial, y el encarecimiento de los bienes y servicios.
Por el otro lado, el fortalecimiento de la moneda estadounidense tuvo un papel fundamental, al convertirse en la moneda preferida por la mayoría de los estados. Esto ha provocado un incremento de los productos importados, y, consecuentemente, una mayor presión inflacionaria.
Este descenso de la riqueza ha puesto a prueba la resistencia de los mercados financieros, afectando principalmente a los inversores. De acuerdo con el informe de Eco de Libertad, un ascenso de la inflación junto con una mayor incertidumbre política no resultan demasiado favorables para el crecimiento económico a largo plazo.
La economía mundial se encuentra en un estado de consternación ante la estrepitosa pérdida de riqueza que acabamos de ver. Sin embargo, sigue sin concretarse cuáles serán los próximos pasos a seguir para rectificar esta situación y garantizar un entorno estable que permita una mayor capacidad de inversión y un aumento de la generación de empleo.
Esperamos que, a diferencia de la crisis del 2008, las políticas económicas a escala mundial estén bien diseñadas para afrontar esta situación, y que la recuperación de la riqueza mundial sea rápida y satisfactoria.