China ha sido testigo de un año sin precedentes en términos climáticos en 2023, con un calor abrasador que ha azotado ciudades de norte a sur, estableciendo nuevos récords de temperatura y exponiendo al país a extremos meteorológicos alarmantes. Este fenómeno, que refleja una ola de calor global, ha intensificado las preocupaciones sobre el cambio climático.
127 estaciones meteorológicas nacionales reportaron temperaturas récord este año, según medios estatales. Pekín, por ejemplo, superó un récord de 23 años en julio, con 27 días consecutivos con temperaturas superiores a 35 grados Celsius (95 Fahrenheit). El promedio nacional alcanzó 10.7 grados Celsius (51.3 Fahrenheit), la cifra más alta desde 1961 y 0.8 grados más que la lectura normal de 9.9 Celsius (49.8F).
El aumento de temperatura no se limitó a China. Europa, India, África del Norte, partes del sur de Estados Unidos y amplias zonas del sureste asiático también soportaron un calor extremo. El día más caluroso registrado a nivel mundial fue el 3 de julio, con una temperatura promedio global de 17.01 grados Celsius (62.62 Fahrenheit), superando el récord anterior de agosto de 2016.
Además del calor, China enfrentó intensas lluvias y tormentas, especialmente tras el impacto de varios tifones en el verano. Un total de 55 estaciones meteorológicas nacionales registraron precipitaciones diarias que superaron el valor extremo histórico.
El principal experto del Centro Nacional de Clima de China advierte que el país podría enfrentar temperaturas aún más altas y fenómenos meteorológicos más frecuentes y poderosos en 2024. Este panorama climático extremo plantea serios desafíos para la nación y el mundo, obligando a una reflexión profunda sobre las políticas medioambientales y de sostenibilidad.