En el tumultuoso teatro de la economía, se desvela un cambio de telón: el Banco Central Europeo (BCE), orquestador de nuestras divisas, ha decidido revisar el diseño de sus billetes, abandonando las históricas «ventanas y puentes» que han poblado las carteras de los ciudadanos europeos durante los últimos 21 años. La identidad europea, nuestros valores, incluso el futuro de Europa, encontrarán nuevo refugio en los huecos de nuestros bolsillos.
Las arquitectónicas representaciones serán reemplazadas por una de las siete propuestas que el BCE develó este lunes. Desde la pluma del naturalista, se vislumbran aves y ríos; desde la del visionario, se dibuja el futuro de Europa y sus valores, fundando, según palabras del banco, «una identidad europea compartida».
«Estamos trabajando en una nueva serie de billetes de alta tecnología con el objetivo de prevenir la falsificación y reducir el impacto ambiental», afirmó Fabio Panetta, miembro de la Junta Ejecutiva. «Estamos comprometidos con el efectivo y con garantizar que pagar con dinero público siempre sea una opción«.
En un sorprendente guiño democrático, el BCE ha abierto el debate al gran público de la eurozona, a través de una consulta que se prolongará hasta finales de agosto. Todos los ciudadanos de la eurozona podrán participar en la encuesta a través del sitio web del BCE. La entidad también organizará grupos de enfoque para asegurar que «las opiniones de toda la eurozona estén igualmente representadas».
No obstante, el BCE se resguarda de las intempestivas pasiones populares y no permitirá que el público elija los diseños finales. El Consejo de Gobierno del BCE asumirá dicha tarea en 2024, dedicando otros dos años a afinar los detalles.
De las siete propuestas, seis fueron dibujadas por el Grupo Asesor Temático (TGA), un conjunto de expertos designados por el BCE en diciembre de 2021, que seleccionó dichas propuestas de una lista original de 29. A estas se añadió una más, «cultura europea», para fortalecer la identidad europea.
Este grupo debía proceder con cuidado para evitar ofender las sensibilidades nacionales eligiendo temas o personalidades asociados a un país en particular. Así, temas naturales como pájaros y ríos fueron elegidos porque simbolizan tanto la ausencia de fronteras como la interconexión entre los países europeos, explicó el grupo de expertos.
Las demás temáticas preseleccionadas son una representación de manos, como símbolo de construir Europa juntos, y el futuro de Europa representado por «retratos» de europeos aún por nacer.
El BCE, por su parte, admitió que la representación de estos conceptos abstractos pero extremadamente importantes en los billetes es «algo mágico». Sin embargo, el grupo de expertos también advirtió que la séptima propuesta «Nuestra Europa, nosotros mismos» podría dar lugar a malentendidos, ya que se basa en la idea de una identidad cultural europea compartida.
Estos retos prometen un desafío para los diseñadores del banco central. Un desafío que, al superarlo, nos ofrecerá un retrato tangible de la evolución de nuestra identidad europea.