Las tensiones entre Estados Unidos y China están creciendo. China ha llevado a cabo el mayor plan de despliegue de misiles nucleares desde los años cincuenta, una situación que obligó a Estados Unidos a preparar una estrategia de contención. Según declara Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de EE. UU., Washington pretende «disuadir a China, con el fin de tranquilizar el creciente enfrentamiento y competir por influencia».
Washington busca gestionar un futuro de baja tensión entre ambos países, aunque el Gobierno estadounidense tampoco descarta el concepto de «contención», como en la Guerra Fría. Haass señala que el régimen de Pekín no siempre ha actuado de manera congruente con sus promesas.
La responsabilidad de mantener un equilibrio de fuerzas descansa pesadamente sobre EE. UU. Ahora, el objetivo clave es ver si Washington puede lograr un equilibrio entre disuadir, tranquilizar y competir con China, lo suficiente como para alcanzar una victoria. China, por su lado, también deberá jugar su parte si quiere convencer a Washington de que se comprometan a llevar las relaciones entre ambos países hacia una dirección positiva.