sábado, 27 julio, 2024

Pablo Iglesias aguarda en la sombra: Un nuevo renacer para Podemos tras el esperado fracaso de Díaz

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Javier Torres
Javier Torres
Javier Torres es el director del medio de comunicación digital Eco de Libertad, que ofrece noticias y podcasts con enfoque conservador, inspirado en los medios estadounidenses de la misma corriente. Nacido en Zaragoza, España, Torres es un periodista veterano con décadas de experiencia en el ámbito del periodismo, tanto en importantes medios de comunicación españoles como en algunos internacionales. En sus artículos de opinión y noticias, Torres defiende con firmeza sus ideales conservadores y enfatiza el modelo de familia nuclear, el respeto a las tradiciones y la defensa de la unidad de España. A lo largo de su carrera, ha cultivado un estilo de escritura distintivo que refleja su compromiso con la integridad periodística y la defensa de sus principios. Desde su posición en Eco de Libertad, Torres aboga por la importancia de la Comunidad Valenciana en el conjunto de España, destacando su riqueza cultural y su potencial económico. Bajo su dirección, el medio quiere convertirse en un referente para aquellos que buscan noticias y análisis desde una perspectiva conservadora, comprometida con la defensa de los valores y principios que han forjado la identidad de la Comunidad Valenciana y España.

Un aterciopelado manto de quietud se ha extendido sobre la dirección de Podemos. Se siente, se respira en el ambiente, el peculiar silencio que precede a la tempestad. Pablo Iglesias, el exlíder de Podemos, como un lobo esperando su momento en las sombras, aguarda a la caída de Yolanda Díaz. Su fin, es el comienzo de su nueva era.

Iglesias, ese titiritero de la política, manipulador de masas, está a la espera de «nueva orden». Apagó las luces y cerró las puertas. Ni entrevistas ni ruedas de prensa, ni apenas declaraciones públicas. Tan solo su programa, su televisión. Preparando el terreno. Dejando que todo se vaya cociendo a fuego lento. Y el fuego lo avivó Pedro Sánchez con su convocatoria de elecciones. No le coge con el pie cambiado a Pablo Iglesias, es un monstruo de la política. Toca esperar, un poco más. Algunos podrían pensar que Iglesias ha abandonado la partida, que ha cedido el tablero a nuevas figuras como Yolanda Díaz y Ione Belarra. Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre, mi querido lector, es que Iglesias, como el gran jugador que es, está esperando su momento.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y candidata de Sumar, Yolanda Díaz, ha dado inicio a la campaña electoral. A partir de ese instante, una sosegada retaguardia, una calculada ausencia mediática, ha sido la respuesta desde Podemos, ahora liderado por la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra.

Aunque Iglesias detestaba la burocracia de su anterior cargo ministerial, es evidente que el fulgor de los focos y las llamas metafóricas que prende con sus palabras incendiarias le resultan adictivas. Le brinda felicidad, ser el epicentro, el agitador de las conciencias de una izquierda desorientada, ansiosa de un líder carismático que la conduzca a través del torbellino de la política española. Su sueño, ver desmoronarse el Gobierno conservador y que el fervor popular lo lleve hasta La Moncloa.

No hay duda de que él ha estudiado el juego de sus rivales. Sabe que Europa, con su férrea política de recortes, forzará a cambios difíciles en el panorama político español. Consciente de que esto causará descontento entre la población, está preparado para presentarse como el defensor de los españoles que pierden sus derechos. Preparando el terreno para con su vehemencia incendiar las calles -metafórica o literalmente, quién sabe-, Iglesias espera poder volver a hacer lo que mejor sabe hacer: atacar.

Fuentes del Consejo Ciudadano Estatal (CCE) de Podemos apuntan que la dirección espera, en silencio, el «fracaso de Sumar para relanzarse». En las bambalinas del partido, múltiples voces reconocen su insatisfacción con la estrategia de campaña de Sumar. «Díaz cometió ‘un error’ al vetar a Irene Montero», afirmó una fuente, remarcando que ese gesto le concede la razón a la derecha.

Y es en este escenario donde Iglesias se mueve como pez en el agua. Con el partido morado en estado de quietud, el ex líder arremete contra la «ambigüedad» de Díaz con Cataluña para «no perder votos». Ridiculiza el tono bajo de sus discursos, acusándola de tratar de «no molestar». Subraya que es «un error» que Montero no esté en las listas. El escenario perfecto para un estratega como Iglesias, un adalid de la provocación que sabe jugar sus cartas y alimentar las brasas de la controversia.

El autoproclamado defensor de los españoles que pierden sus derechos, tiene un propósito claro: «si Yolanda Díaz saca 40 escaños, significaría ‘la muerte’ de Podemos», afirma un cargo autonómico del partido. Pero si Sumar se queda en el umbral de los 20 o 25 escaños, diez menos de los que logró en 2019, entonces Podemos presionará. ¿Su golpe maestro? «Veremos la rueda de prensa de Podemos al día siguiente», bromea el mismo cargo.

Este político, él (se acuerdan de vuélve), que nunca se sintió cómodo con la burocracia y el aburrimiento de ser ministro, anhela el sabor de la batalla política. Necesita que caiga Yolanda Díaz para construir un nuevo Podemos, una maquinaria de guerra capaz de tumbar al gobierno de derechas que augura para los próximos años. Y espera hacerlo desde el foco de la atención, desde la línea de fuego, atizando a diestro y siniestro como en sus mejores tiempos.

La firma del acuerdo entre Sumar y Podemos no ha conseguido una reconciliación entre Díaz y la dirección del partido. Más bien todo lo contrario, pues estuvieron cerca de no confluir. Sin embargo, finalmente Podemos aceptó el veto a Montero para ir unidos.

Desde su cuartel de invierno, observa y aguarda. Su silencio, lejos de ser un signo de debilidad, es una demostración de fortaleza y estrategia. Él no hace campaña ahora, aunque sí la hizo en el pasado. Pero siempre está allí, como una figura fantasmal que amenaza con volver a la vida política con fuerza en el momento adecuado.

Si algo nos ha enseñado la historia es que los lobos son animales astutos, capaces de esperar el momento preciso para atacar. Así lo hace Iglesias, un lobo en la política española, que se mantiene en la sombra, listo para saltar cuando llegue su oportunidad. Y esa oportunidad puede que llegue el 23 de junio, con el pinchazo de Díaz en las elecciones. Entonces, el lobo saldrá de su guarida y, una vez más, dará que hablar. ¿Será su ansiado sueño un nuevo renacer para Podemos o simplemente una quimera más de un maestro de la ilusión y la provocación?

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